Mi trabajo explora y celebra la increíble vitalidad y belleza de una forma artística que el mundo del arte rara vez valora y aprecia: el graffiti.

 

​

 

Mis fotos apuntan a capturar la abstracción y las composiciones únicas que generan las tags (firmas). Creo que el graffiti es uno de los géneros más honestos y con menos filtros dentro de un contexto donde el acceso a espacios artísticos se ha vuelto más exclusivo con el tiempo.

​

​

 

Estos paisajes de aerosol plantean preguntas referidas a la legalidad, los espacios público y privado, y los derechos de autor.

 

 

 

¿Cómo puede ser que algunos vean ciertos paisajes 2D como vandalismo y otros como una expresión artística excepcional?

Consecuentemente, debemos preguntarnos: ¿quién decide qué es (o no) belleza y arte?